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8.12.11

La Gestion del Riesgo y el Cambio Climatico


La gestión del riesgo de desastres  es un proceso permanente cuyo objetivo concreto es la reducción, previsión y control de los factores del riesgo (Amenaza y Vulnerabilidad).   Incluye amenazas de origen natural, socio natural y antropogénicas.  (GR en Detalle)
Por su naturaleza, la gestión del riesgo interviene en los demás procesos y actividades humanas, en todas las escalas territoriales y sectoriales, involucrando una enorme diversidad de actores privados y públicos, técnicos y políticos, locales o internacionales.

El cambio climático, resultado del calentamiento global, se traduce en un aumento de la temperatura y una variación de la precipitación a escala global,  proyectados a mediano y largo plazo.  (CC en Detalle)
Dados sus efectos el cambio climático se convierte en un amplificador de las amenazas actuales y en generador de algunas nuevas (como el aumento del nivel del mar), influyendo en la vulnerabilidad actual, pero sobre todo, dados sus escenarios futuros exacerba la vulnerabilidad futura a mediano (5-15 años) y largo plazo (20-100 años).

Es así como surge la Adaptación al Cambio Climático (ACC), con iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad actual y futura, y al igual que la GR, por su naturaleza involucra todas las escalas territoriales y una enorme diversidad de actores.

Vínculos entre Gestión del Riesgo y Cambio Climático
• El clima es fundamental para ambos temas: aproximadamente el 75% de los eventos y pérdidas por desastres están asociadas a amenazas de origen hidrometeorológicos.
• Ambos temas deben abordarse y estar transversalizados desde los procesos de  desarrollo.
• Ambos temas apuntan a disminuir vulnerabilidades, aumentar las capacidades, resistencia y la resiliencia de las sociedades frente a las amenazas climáticas.
• La Reducción del Riesgo de Desastres puede promover una temprana adaptación al cambio climático.
• La reducción de desastres brinda una estrategia para adaptarse a la variabilidad climática actual y los eventos extremos: “de arriba abajo”.
• La reducción de desastres ofrece una forma de abordar algunos de los obstáculos económicos, políticos, sociales, tecnológicos e institucionales para implementar y desarrollar procesos de adaptación.


Los efectos

Existe clara evidencia de que las variaciones climáticas están repercutiendo en la frecuencia e intensidad de eventos extremos, en la alteración de ecosistemas tales como la disminución de los glaciares o el aumento del nivel del mar, en el aumento de la temperatura y consecuentes descensos en la disponibilidad del agua y suelos.
Estos hechos se están manifestando a nivel global y desafortunadamente afectan con mayor inclemencia a las regiones y comunidades más desposeídas.
Las amenazas que vinculan el  cambio climático con la gestión del riesgo son las amenazas de origen hidrometeorológico:
Huracanes y ciclones tropicales:
El aumento de la temperatura genera una temporada de huracanes más larga, con eventos más intensos y fuertes
Nivel del mar:
El aumento de temperaturas genera la disolución de la criósfera (parte de la superficie de la Tierra donde el agua está congelada)  y una menor densidad del agua de los océanos.
Deslizamientos y derrumbes:
El aumento de la variabilidad climática puede generar lluvias intensas que comprometen la estabilidad de las laderas.
Inundaciones:
Las mismas lluvias intensas pueden superar la capacidad de absorción del suelo.
Sequías:
El aumento de la variabilidad climática puede generar temporadas largas de sequía.
Heladas:
El aumento de la variabilidad climática puede generar temperaturas mínimas record.
Fenómeno de El Niño:
El aumento de la variabilidad climática puede intensificar el fenómeno del Niño en fuerza, intensidad y frecuencia.
Estas amenazas alimentan la vulnerabilidad actual y futura, y la drástica disminución de esta vulnerabilidad es el objetivo último tanto de la GR como de la
adaptación al cambio climático.
Dada la variedad de amenazas que el CC exacerbaría, se hace evidente la necesidad de conocer las proyecciones climáticas, con escala de tiempo y espacio definida,para poder responder, por ejemplo, a lo siguiente:  ¿Cuánto subirá el nivel del mar?  ¿Donde debemos esperar sequia y donde incremento de lluvias?
Sin embargo, estas respuestas por sí solas no indican explícitamente los impactos que estas amenazas surtirán en una determinada área; para ello es necesario hacer una evaluación de las proyecciones considerando la vulnerabilidad del área, en este caso una conjugación de diversos factores, tales como tipo de suelos, intervención antrópica, prácticas de gestión del territorio y ambientales, pobreza etc.
Los escenarios climáticos, aún con su incertidumbre intrínseca, representan hoy en día la única herramienta para poder responder a estas preguntas. Esto plantea la innegable necesidad de desarrollar escenarios para América Latina y el Caribe con la mejor calidad posible.

El Cambio Climático

Se entiende por Cambio Climático el resultado de las variaciones en el efecto invernadero natural de nuestro planeta, que está creando un calentamiento global.
Por definición, el CC es la variación del estado del clima identificable (por ejemplo, mediante pruebas estadísticas) en las variaciones del valor medio y/o en la variabilidad de sus propiedades (como temperatura o precipitación), que persiste durante largos períodos de tiempo.  (Fuente: IPCC)

El cambio climático actual se debe tanto a procesos naturales (como el incremento en la radiación solar), como a causas humanas, referentes a la contaminación de la atmósfera con los GEI (ver efecto invernadero).  La contribución humana al incremento de la concentración de los GEI en la atmósfera, es principalmente debida a los procesos industriales en los países desarrollados, y a la deforestación en los países en desarrollo. (Fuente: UNEP/GRID-Arendal)

Esto lleva a un aumento en la temperatura global y a un cambio en los componentes climáticos, principalmente el atmosférico y el oceánico.
Las diferentes contribuciones, tanto positivas como negativas, naturales y humanas, están  definidas en el Cuarto Informe de Síntesis del IPCC.
Para poder entender estos cambios se generaron los escenarios climáticos, que a pesar de la inevitable incertidumbre intrínseca, nos pueden ayudar a proyectar los cambios y abordar el problema.
El abordaje del cambio climático ha sido orientado tanto a intervenir sobre su causa (mitigación), como sobre sus consecuencias, identificando aquellos ecosistemas y comunidades más vulnerables y contribuyendo a su preservación y sostenibilidad (adaptación).
La experiencia actual en gestión de riesgos es sumamente relevante en el ámbito de la adaptación al CC, que se relaciona a los patrones futuros del comportamiento del riesgo y los desastres.
Las medidas que la sociedad está proponiendo para enfrentar el CC incluyen en su esfera de acción una constelación de actores provenientes de distintas áreas sociales.
Para profundizar, aquí se muestran los abordajes de los actores más relevantes en los distintos ámbitos: políticos, científicos, cooperación internacional, sociedad civil.

Variabilidad climática y CC

El Cambio climático, tal como ha sido indicado, es un cambio en los promedios de las variables, como temperatura y precipitación, a lo largo de un lapso definido de tiempo. Pero el valor promedio no refleja la variabilidad de los valores. Para ello es necesario introducir el concepto de variabilidad climática.
Por variabilidad climática se entiende la variación puntual de Temperatura y Precipitación alrededor del valor medio, y es muy importante para entender los efectos del CC.  (Fuente Wikispace). Más información del concepto en http://www.cricyt.edu.ar/iai/IAICRN03Finalcomplete.pdf
Imaginemos, por ejemplo, que en una localidad llueve 2000 mm anuales y un año lloviera 100 mm durante 11 meses y 1900 concentrados en un solo mes. El total seguiría siendo 2000, pero los pobladores tendrían que lidiar con 11 meses de sequía seguida por una intensidad de lluvias que pueden ocasionar una inundación repentina.
Actualmente, las distintas variabilidades climáticas (diaria, mensual, estacional,anual (como por ejemplo las de épocas seca y lluviosa, interanual, etc.)  ya representan unas amenazas frente a las cuales hay que adaptarse, y la mitigación de estas amenazas es uno de los objetivos fundamentales de la gestión del riesgo.  La adaptación al cambio climático, por su parte, se enfoca en el aumento de esta variabilidad debido al calentamiento global: los resultados de los estudios en CC (por ejemplo un aumento de la temperatura de 1 a 4 grados para el 2100) no parecen significativos para los que no son expertos en el tema (aunque definitivamente lo sean), pero éstos cambios generalmente vienen acompañados de cambios más grandes en la variabilidad. (Fuente: Katz, R. & Brown, B.)
Por esto, se espera que el incremento en la variabilidad climática aporte la mayor parte de los daños hidrometeorológicos futuros.
Aunque el promedio de la temperatura global esté aumentando, puede verificarse que la proyección indique una disminución a nivel local. Esto se encuentra ligado al concepto de variabilidad climática e indica la necesidad de escenarios climáticos detallados a escala local.
Escenarios climáticos
Para responder adecuadamente a las amenazas generadas por el CC, necesitamos conocer cuáles serán realmente los cambios que se generarán en el clima, y a qué horizonte temporal y espacial.
Este desafío científico se ha enfrentado mediante la creación de escenarios climáticos.
Los escenarios climáticos son el resultado de varios procesos de recolección, creación, perfeccionamiento y elaboración de datos, principalmente agrupables en los siguientes pasos:
Los escenarios generados actualmente son de una variedad enorme, ya que hay muchas variables en juego. Principalmente, los escenarios pueden variar en:
Los escenarios climáticos, por su naturaleza estadística y de modelación, siempre acarrean una inevitable incertidumbre. Sin embargo, la precisión de los modelos crece cada año, así como la precisión de los insumos y la resolución espacial. Actualmente, representan la mejor herramienta que disponemos en la predicción  de la condición posible  del clima futuro.

Historia de la Gestión del Riesgo
Por mucho tiempo  la investigación y el trabajo  en el ámbito de los desastres asociados con amenazas naturales estuvieron limitados al análisis de la situación y a la acción luego de cada evento.

El desastre no era un producto de un escenario de riesgo  preexistente, relacionado con los procesos de desarrollo impulsados. Se pensaba que la sociedad era una víctima que no contribuía a que los desastres ocurrieran y el fenómeno natural detonante era sinónimo del desastre en sí mismo.

Este representaba un escenario estático, donde el sismo, las tormentas o huracanes, eran  los únicos responsables de la desgracia de muchos, y el evento dañino era imprevisible y a menudo inexplicable a partir del conocimiento científico de la época.

En la década de 1970 y con mayor fuerza en los 80 empieza a incorporarse en el ámbito de los desastres  la incidencia de los procesos de desarrollo en la creación de condiciones de vulnerabilidad a futuros desastres, y  la incorporación de  la relación de los desastres con el medio ambiente y la sostenibilidad.

La década de los noventa  acogió  la llamada declaratoria del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales impulsada por  Naciones Unidas. La temática del riesgo y su reducción a través de intervenciones –sobre todo al nivel local- anticipadas al evento físico y su impacto tomaron mayor fuerza. En general, fue una década donde se consolidaron conceptos y teoría y se puso en práctica a nivel  local mucho de los aportes pioneros. (Lavell, 2001).

Se dio una revisión del tema a partir de entonces, adquiriendo ahora más protagonismo el concepto de “riesgo” que el de “desastre”, como la forma poder comprender mejor cómo se comportan los factores que constituyen ese riesgo – amenaza y vulnerabilidad – y poder intervenir sobre ellos, desde las políticas de Estado y en las comunidades, para así contribuir a reducirlo y con ello, evitar que los desastres se produzcan con la frecuencia e intensidad que les caracteriza.